Los Diez Mandamientos son un conjunto de principios éticos y de adoración que incluyen instrucciones y prohibiciones. Mandatos divinos inviolables, inflexibles e inalterables.
Muchos de los mantras que sobre la vivienda hubiéramos sellado como irrefutables hace unos años (tanto analistas como la gente de a pie), se han visto modificados en tal medida que nos encontramos necesitados de nuevas referencias.
Sin embargo, en Euskadi se están asentando nuevas ideas fuerza y surgiendo nuevas realidades que debiéramos razonablemente tener en cuenta para acertar en la definición de las nuevas políticas de vivienda.
Desde el máximo respeto a la religión, estos son nuestros nuevos diez mandamientos laicos sobre vivienda:
- GARANTIZAR EL DERECHO SUBJETIVO A LA VIVIENDA MEDIANTE EL ACCESO EN ALQUILER AL PARQUE PÚBLICO DE VIVIENDA O, COMO ALTERNATIVA TEMPORAL, MEDIANTE UNA PRESTACIÓN ECONÓMICA PARA SUFRAGAR LA RENTA. MEZCLAR COLECTIVOS Y USOS PARA EVITAR GUETOS. Más del 82% de los inscritos en el Servicio Vasco de Vivienda, Etxebide, se decantan por el alquiler. Aun así, la presencia del alquiler sigue siendo demasiado reducida en Euskadi: solo un 11,6% de los vascos viven en alquiler (según los últimos datos disponibles de la Encuesta de Condiciones de Vida 2016), menos que la media del conjunto del Estado, que es el 16,3%, y muy por debajo del 29,4% de media registrado de la Unión Europea de los 28.
- PROVEER DE VIVIENDA PROTEGIDA A QUIEN LO NECESITE. El número de solicitudes de demanda de vivienda protegida se ha reducido prácticamente a la mitad desde 2008. Los efectos de la crisis han de ser superados para posibilitar la demanda de vivienda protegida de aquellos estratos de la población para los que se constituye como única alternativa real y efectiva de acceso a la vivienda.
- FACILITAR LA EMANCIPACIÓN DE LAS PERSONAS. El 60% de las personas inscritas en Etxebide ya están emancipadas. Hay que sustituir una emancipación precaria por una emancipación sostenible. Demandan alquileres públicos accesibles a precios limitados.
- POSIBILITAR SOLUCIONES DE ÚLTIMO RECURSO A LA POBLACION VULNERABLE QUE SE ENCUENTRE EN SITUACIÓN DE EMERGENCIA HABITACIONAL. Euskadi está a la cola en los lanzamientos practicados como consecuencia de procedimientos judiciales de ejecución hipotecaria (256 en 2016, frente a los 5.200 de Andalucía, o los 4.400 de Cataluña). No obstante, hay que seguir insistiendo en políticas de acceso preferente a la vivienda en situaciones de emergencia habitacional, evitando el riesgo de exclusión social con soluciones habitacionales alternativas.
- MOVILIZAR PARA SU NUEVO USO VIVIENDAS DESHABITADAS CON DESTINO PREFERENTE HACIA EL ALQUILER SOCIAL. Únicamente 8 de cada 100 viviendas están vacías en Euskadi, y la mitad podría destinarse al alquiler social. Hay que movilizar la vivienda deshabitada hacia el mercado, preferentemente en alquiler, combinando actuaciones de rehabilitación previas, en su caso, con la incentivación de programas públicos de intermediación en el mercado movilizando viviendas deshabitadas.
- IMPULSAR LAS ITES, FOMENTAR LAS OBRAS DE CONSERVACIÓN DE LOS EDIFICIOS, E INCENTIVAR LAS OBRAS DE MEJORA DE LOS EDIFICIOS EN ACCESIBILIDAD, EFICIENCIA ENERGÉTICA, USO DE ENERGÍAS RENOVABLES Y AHORRO DE AGUA. Euskadi cuenta con el parque más antiguo de edificios de toda la Europa del Sur. De los 163.642 edificios existentes en la CAPV, el 43% está construido antes de 1961; por tanto, las operaciones de rehabilitación y de inspección técnica son fundamentales en el corto y medio plazo.
- DESTINAR EL 80% DEL GASTO PUBLICO DIRECTO DEL PROGRAMA ANUAL DE VIVIENDA A IMPULSAR LA OFERTA PÚBLICA DE VIVIENDAS EN ALQUILER.La Ley de Vivienda en Euskadi determina que, exceptuando los recursos que se destinen a las políticas de rehabilitación urbana, el 80% de los restantes recursos públicos en materia de vivienda deben destinarse al alquiler.
- POSIBILITAR EL ACCESO EN PROPIEDAD A VIVIENDAS DE PROTECCIÓN PÚBLICA A QUIEN LO DEMANDE Y SE LO PUEDA PAGAR. REGULAR LOS PRECIOS DE LOS ALQUILERES PARA POSIBILITAR UNA DIVERSIFICACIÓN DE LOS PRECIOS DE RENTA DEL MERCADO, INTERVINIENDO, CUANDO SEA PRECISO, PARA GARANTIZAR EL ACCESO EN ALQUILER DE LOS COLECTIVOS SOCIALES VULNERABLES EN CADA COYUNTURA Y LOCALIZACIÓN. EVITAR LA GENTRIFICACIÓN URBANA. El coste de acceso a la vivienda en propiedad para la población joven se ha reducido desde el 98,9% del salario neto en 2007 al 53,4% en 2015. Otra cosa bien distinta es que puedan obtener una hipoteca, al haberse endurecido notablemente los requisitos, garantías y nivel de ahorro previo exigidos. La evolución del mercado de vivienda en alquiler no ha sido tan positivo para el acceso a la vivienda de este colectivo de población joven asalariada. La renta media de alquiler apenas ha decrecido en este período de recesión; de hecho, se está incrementando en los últimos años. Por ello, el coste de acceso a la vivienda en alquiler no se ha reducido desde 2007, situándose en 2015 en el 63,8%, diez puntos por encima del coste referido al acceso a la vivienda libre en propiedad.
- ADJUDICAR VIVIENDAS PROTEGIDAS CON PRIORIDAD A LAS PERSONAS JÓVENES PARA POSIBILITAR SU EMANCIPACIÓN Y PODER EMPEZAR A CONTRARRESTAR EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO DE LA POBLACIÓN VASCA. La población menor de 35 años fue beneficiaria de más de la mitad de las adjudicaciones de vivienda protegida en régimen de compra 2016, accediendo a su vez al 21% de los contratos visados en 2016 de viviendas pertenecientes al parque de alquiler protegido.
- CALIFICACIÓN DE PROTECCIÓN OFICIAL DE POR VIDA PARA LAS VIVIENDAS PÚBLICAS. Euskadi es la única Comunidad Autónoma donde la calificación de protección oficial de las viviendas públicas es de por vida. Baleares va a ser la segunda autonomía que implante esta medida si se aprueba su proyecto actual de Ley de Vivienda.
Más información:
http://www.garraioak.ejgv.euskadi.eus/r41-ovhome/es/
Según uno de los informes aquí citados, el salario medio de la población “joven” se encuentra algo por debajo de los 1000 euros; y según el texto publicado en esta entrada, el coste de acceso a la vivienda en propiedad para la población joven era “del 53,4% en 2015”,
El 53,4% de 1000 euros son 534 euros que destinar a pagar el importe de la hipoteca (tras haber aportado de entrada en torno al 20% de entrada). A esos 534, hay que sumarles los gastos fijos: agua, luz, comunidad, alimentación, … Es fácil destinar a eso no menos de unos 200 euros (probablemente sea más). Quedarían, aproximadamente, otros 200 euros para lo demás: comprase alguna prenda de ropa, tomar un café con algún amigo y tratar de ahorrar.
No hace falta hacer muchas cábalas para adivinar que esa persona ha firmado su propia esclavitud por deudas al contratar una hipoteca. Aun teniendo un techo que considerar (más o menos) suyo, está condenada a depender de los demás para salir adelante. Cualquier imprevisto lo dejaría al pie de los caballos, a merced de la buena voluntad y de los recursos económicos de su familia; o, en el caso de los menos afortunados, de la disponibilidad de un crédito (que no le va a ser fácil conseguir).
Ésa es la vida que le espera a un “joven” vasco que se ajuste al perfil que describen los datos estadísticos. Los hay que pueden afrontar una hipoteca por sí solos sin sentirse absolutamente asfixiados, sí; pero, al observar mi entorno, descubro que son mucho menos numerosos de lo que sería deseable: abundan entre los “propietarios” los que han pagado el piso, total o parcialmente, con el dinero de sus padres (opción compatible con una V.P.O. hasta donde yo sé, por cierto); los que residen en pisos generosamente cedidos, gratuitamente o a un precio simbólico, por allegados (incluso parejas que no pueden permitirse otra cosa); los que comparten piso por habitaciones con varias personas, incluso a pesar de no ser ya tan jóvenes o de no serlo desde hace tiempo, …
Hacerse cargo de una hipoteca sin una pareja sin pasar bastantes dificultades es poco habitual; y vivir de alquiler, una auténtica rareza, dados sus precios. Y aún hay más: incluso entre los relativamente pocos que pueden vivir en un piso que no les asfixia, es cada vez más habitual la intranquilidad. Incluso los que disponen de mayores salarios se plantean, cada vez más a menudo, la posibilidad de tener que salir de Euskadi debido a las condiciones laborales en proceso de deterioro, a la permanente amenaza de la inestabilidad o a la falta de incentivos salariales y profesionales.
Si sumamos esa última variable a este análisis de “andar por casa”, la conclusión es que la hipoteca es una opción mayoritariamente desaconsejable aunque sea la más llevadera económicamente a corto plazo.
Los alquileres a precios asequibles (que, hoy por hoy, no existen) se ajustan mucho más, en mi opinión, a la realidad socioeconómica de la “juventud”, y también de la no ya “tan juventud”: hoy por hoy, pocos pueden garantizar que vivirán en el mismo sitio y en las mismas condiciones dentro de cinco años, ya que la idea de que los salarios dejan de ser bajos a medida que se cumplen años también es, hoy por hoy, un “mantra”: la precariedad ha llegado para quedarse; y las personas mayores de 35 años que han visto drásticamente reducidos sus ingresos en los últimos años no son una mera anécdota (no dispongo de estadísticas, pero el día a día está ahí).
Gracias por su atención.
Todo de acuerdo. Vivo esa realidad todos los días.
AMEN!