Desde que estalló la crisis financiera que generó la actual recesión de la economía española, se ha hablado mucho de crear un Bad Bank o Banco Malo que pudiera digerir los activos tóxicos de las entidades financieras y los rescatara de sus balances.
El stock de vivienda, las hipotecas dudosas o impagadas y los suelos sin edificar, son un grave problema en los balances de los bancos que ya suman más de 184.000 millones de euros a finales de 2011, y que suponen el 60% de todos los créditos concedidos, según el Banco de España. Son los resultados del estallido de la burbuja inmobiliaria.
Aunque ha habido opiniones muy encontradas, y una inicial oposición al instrumento, al final, los designios de Bruselas sobre el rescate a la banca española se han impuesto, y el Gobierno de Rajoy ha decidido incluir en la cuarta reforma del sistema financiero español de los últimos tiempos, el saneamiento de esos bancos con la creación de una Sociedad de Gestión de Activos, que, según palabras de la propia vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría “no costará nada al bolsillo de los contribuyentes”.
El Banco Malo deberá ser rentable, viable y desprenderse de los activos tóxicos en un plazo de quince años. Y sólo podrán acceder las entidades que han sido nacionalizadas, es decir, para el momento presente Bankia, Novacaixagalicia Banco, Catalunya Caixa y el Banco de Valencia.
Estos cuatro bancos, por si mismos, suman ya unos 75.000 millones de euros en este tipo de activos problemáticos, que habrá que intentar solventar y rentabilizar.
Difícil trabajo para el Bad Bank, sobre todo, cuando Bruselas obliga a valorar el ladrillo a precio de mercado actual, y no futuro, es decir, no se puede aplicar a los activos la revalorización que podrían tener en los próximos años, o en otras palabras, Bruselas lo que no quiere es que se vuelva a especular.
La vivienda terminada deberá pasar al precio de referencia de las ventas que se están produciendo actualmente y, en cuanto a los solares, se aplica un descuento sobre el valor en libros tomando en cuenta cuánto tiempo tarda ese suelo en estar listo para desarrollarse y cuánto tiempo tardaría en venderse.
Por tanto, parece que la valoración de esos activos tóxicos se convierte en la piedra angular sobre la que va a pivotar todo el sistema de saneamiento financiero y sobre el que dependerá, en mayor o menor medida, que los bancos sean protegidos o que el precio de la vivienda se vea afectado.
A estas alturas de la película, los bancos que antes se negaban a vender por debajo de sus expectativas los inmuebles que habían asumido vía ejecuciones hipotecarias ahora asumen que valen 20.000 millones menos, es decir, han rebajado un 45% el valor contable de sus inmuebles.
Y es que las entidades han corregido la sobre valoración de sus activos y la rebaja del precio al que fueron registrados cuando entraron en sus balances como consecuencia de los impagos de promotores y familias. Ya no queda más tiempo de espera, la vivienda agudizará su caída de precios a corto y medio plazo.
Estaremos atentos a su entrada en funcionamiento y confiemos en que solucione este entuerto que es la clave de bóveda para recuperar el crédito que es el motor de la economía productiva.
Su primer gran reto va a consistir en captar el capital privado preciso (más del 50% de su capital) para operar en sólo tres meses, cuando la coyuntura para captar inversores privados en el ladrillo español es imposible hoy en día sin aceptar descuentos de caballo en el precio de los activos, y plusvalías a muy corto plazo con la venta de dichos activos. Aquí aparecerán los fondos de inversión o incluso la propia banca española sana como posibles accionistas privados del banco malo.
Sus posibles ganancias serán perdidas adicionales para el sector bancario español malo y el colchón de las ayudas públicas podría verse seriamente comprometido una vez más.
Más información:
http://economia.elpais.com/economia/2012/09/03/actualidad/1346704578_043877.html
